Una mujer que muestre estos símbolos o comportamientos tiene más posibilidades de, estando en una relación de pareja que parezca ser estable y normal, embarazarse por iniciativa propia, separarse ó divorciarse, exigir la custoria (incluso solicitar la pérdida de patria potestad del padre y/o abusar psicológicamente de los hijos con el Síndrome de Alienación Parental) ó simplemente mostrar un comportamiento típico del "feminismo misándrico" (hembrismo, similar al machismo, pero en mujeres). Es importante hacer notar que la mayoría de ellas no hace con voluntad propia éstas cosas, sino que su propio entorno ha moldeado su comportamiento e inclinaciones psicológicas. El que una mujer elija el camino de la "madre soltera" tiene su origen principal en haber crecido en un ambiente familiar similar.
Signos de alerta (algunos tomados de la página de Wikipedia sobre Misandria):
- Comportamiento misándrico. Un nivel de feminismo extremo (hembrismo) que eleva a la mujer a un estado de superioridad frente al hombre. Un postulado típico es "identificar al varón como el sujeto del mal y la causa de los dolores y los sufrimientos de las mujeres de todos los tiempos".
- Preferencias sexuales inclinadas (o practicantes) al lesbianismo o bisexualismo. Las mujeres cuya identidad sexual se ha forjado en la dirección de buscar como compañeras a otras mujeres pueden caer en la misandria como consecuencia del proceso de reafirmación dialéctica de su identidad. Yo en lo personal hago una excepción a esto, y son aquellas mujeres que tienen relaciones estables y duraderas con otras mujeres, pues los roles a la hora de criar niños son perfectamente complementarios, pero el objetivo de este artículo está dirigido a prevenir a los hombres sobre las relaciones de pareja con mujeres misándricas.
- En su entorno familiar, la madre fué sumisa, obediente y dominada (muchas de estas madres se ven a si mismas como víctimas, pero lo hacen de forma constante, frente a familares, amigos desconocidos e incluso frente a la pareja de sus hijas). La mujer lesbiana, identificada con el padre y en rechazo de la madre que no es dominante (considerada como sumisa, obediente y dominada) tiende a fortalecer su identidad sexual en detrimento de la del varón y la mujer heterosexuales, ya que el proceso edípico está cruzado y es el sujeto dominante (madre o padre) que desempeña los roles tradicionalmente asumidos por el varón el que determina la orientación sexual.
- La figura paterna está ausente. Esto puede ser en su totalidad (hijas de "madres solteras" o viudas a muy temprana edad de los hijos) ó en distintos escenarios, como el que el padre esté enfermo, aislado, esté siempre fuera de casa, no comparta triunfos y derrotas de sus hijos, exista una marcada diferencia de edad con la madre, viaje constantemente, etc.
- Inclinación exacerbada por elementos infantiles. En la actualidad se ha vuelto común que las mujeres adultas (e incluso de más de 30 años) incorporen en su vida diaria juguetes de peluche, dibujos de personajes animados famosos y que incluso en su lenguaje usen términos infantiles de forma común ("niño" o "niña" para referirse a personas de 30 o 40 años ó más, cargas excesivas de diminutivos y deformaciones del lenguaje para hablar como niñas, tales como "coshita" por "cosa" ó "poque me poto ben me mereshco mi eshtrellita en la frentechita"). Cuando el infantilismo está tan presente que resulta molesto, por lo general es el resultado de que la mujer ve en su vida diaria una lucha constante y desigual entre los sexos, asumiéndose en una desventaja insuperable al punto de experimentar un síntoma de regresión infantil, teniéndo como consecuencia lógica la misandria en diferentes estados.
- La madre y/o sus amigas son "madres solteras" ó feministas misándricas. Este entorno favorece sin duda la generación del mismo comportamiento por imitación, ya que la mujer busca ser aceptada ó incluída en su círculo familiar y/o social más próximo.
- La figura paterna ha estado presente. Este es el indicador más importante, ya que la sola presencia del padre disminuye dramáticamente las posibilidades de que las hijas se inclinen por el feminismo misándrico y sus consecuencias. Ahora, una buena relación entre el padre y la madre, así como con los hijos (apoyo, autoridad compartida de los padres, fortaleza, amor, lealtad) hacen prácticamente imposible que una mujer odie a los hombres. Esto es cierto para aquellas mujeres que han sufrido la pérdida de sus padres (pero sólo después de haber pasado la adolescencia).
- Seguridad en si misma. Una mujer que no sea insegura, que tenga sus propios éxitos y fracasos, que no le tema al género masculino (pero tampoco se vea superior a él) es poco probable que hable de temas relacionados con el feminismo, y menos aún del feminismo misándrico (hembrismo).
- Tiene una excelente relación con su padre. Las muestras de cariño, amor, respeto y apoyo con constantes (se abrazan, se toman de la mano, se besan, se dicen cuanto se quieren y es notorio el apoyo del padre en cualquier aspecto de la vida de las hijos).
- Sus hermanos ó familiares más cercanos y sus amigos tienen parejas estables y con hijos. Es muy difícil que una mujer cuyo entorno es armónico tenga la voluntad de hacer cosas distintas a las que experimenta.